Es una cárcel superpoblada en Honduras(había 856 prisioneros que figuran oficialmente en la lista de la prisión y la capacidad real era de 500). Un gran incendio se inició la noche del 14 al 15 de febrero de 2012, y más de 350 presos murieron. Los prisioneros atrapados en sus celdas murieron por incineración o asfixia; docenas fueron "quemados más allá de poder ser identificados". Alrededor de 475 prisioneros escaparon, muchos a través del techo de la instalación y otros saltaron sobre las paredes de la prisión para escapar del fuego y fue entonces cuando los guardias de la prisión dispararon contra ellos según señala el informe. El jefe de medicina forense de la oficina del fiscal dijo que tomaría al menos tres meses para identificar a todas las víctimas, sobre todo a partir de muestras de ADN.