La meningitis provocada por esteroides es una inflamación de las membranas protectoras que cubren el cerebro y la médula espinal, generalmente conocidas como meninges. La inflamación puede ser causada por infección por virus, bacterias u otros microorganismos, y de manera menos común por ciertos medicamentos. La meningitis puede representar riesgo de muerte debido a la proximidad de la inflamación con el cerebro y con la médula espinal, es por esto que la condición se clasifica como una emergencia médica.

Los síntomas más comunes de la meningitis son dolor de cabeza y rigidez en el cuello asociada con fiebre, confusión o conciencia alterada, vómito e intolerancia a la luz (fotofobia) o a ruidos estruendosos (fonofobia). Los niños a menudo desarrollan síntomas no específicos tales como irritabilidad y somnolencia. Si se presenta una erupción en la piel, esto puede indicar una causa particular de meningitis; por ejemplo, la meningitis causada por la bacteria meningococo puede estar acompañada de una erupción característica.

Una punción lumbar diagnostica o excluye la meningitis. Se inserta una aguja en el conducto raquídeo para extraer una muestra de líquido cefalorraquídeo (LCR) que envuelve el cerebro y la médula espinal. El LCR es examinado en un laboratorio médico. El primer tratamiento contra la meningitis aguda consiste en administrar oportunamente antibióticos y en algunos casos medicamentos antivirales. Los corticosteroides también pueden ser utilizados para prevenir complicaciones por la inflamación excesiva. A largo plazo la meningitis puede tener consecuencias graves tales como sordera, epilepsia, hidrocefalia y déficits cognitivos, especialmente si no se trata rápidamente. Algunas formas de meningitis (como la asociada con meningococos, Haemophilus influenzae tipo B, infecciones por el virus neumococo o Parotiditis) pueden prevenirse mediante la vacunación.