La unidad antiterrorista (también denominada la unidad contra el terrorismo o la UAT) era una agencia de inteligencia y del orden público de Estados Unidos que trabajó para investigar y prevenir los actos terroristas dentro de las fronteras de Estados Unidos. Después del día 6, la UAT se disolvió tras las supuestas actividades ilegales de varios agentes y estuvo bajo investigación por violar los derechos humanos. Luego se delegaron sus funciones a otros organismos y al personal se le anularon los permisos gubernamentales. Sin embargo, después del día 7, la UAT resucitó gracias a la ayuda de Rob Weiss, quien convenció a la Presidenta Taylor para restablecer el organismo con toda su capacidad. La unidad antiterrorista fue el brazo de inteligencia del Departamento de Seguridad Nacional bajo la dirección nacional de protección y programas. El organismo también fue supervisado por el Secretario de Defensa. La UAT fue establecida después del primer atentado contra el World Trade Center en 1993. La UAT,con sede en Washington D.C., estableció oficinas divisionales de lucha contra el terrorismo nacional en importantes zonas metropolitanas de Estados Unidos. La función de la UAT era investigar las actividades de los terroristas nacionales o extranjeros dentro de las fronteras de Estados Unidos. Las operaciones de la UAT eran supervisadas por el Congreso y por la rama ejecutiva del gobierno federal. Se decidió comenzar un juicio para investigar las actividades de tortura y rastreo de sospechosos por parte de la UAT. También se investigaron la prevención de los ataques y sus métodos de práctica y actividad. La UAT se disolvió y a todo el personal se le anularon los permisos gubernamentales. A algunos les ofrecieron puestos de trabajo en otros organismos, pero la mayoría se quedó sin empleo.